Formar al equipo: el eslabón olvidado en la transformación digital

En plena era digital, muchas empresas invierten en tecnologías, automatización y software. Pero olvidan un elemento esencial: la formación en la transformación digital. Sin un equipo capacitado, cualquier esfuerzo puede fracasar.

Sin una plantilla capacitada y motivada para adoptar los nuevos sistemas, cualquier esfuerzo en digitalización corre el riesgo de quedar en nada.

En el artículo de hoy, desde Gsoft te explicamos la importancia del equipo en la transformación digital y cómo formarlo.

¿Por qué la formación es el eslabón olvidado?

Las empresas suelen priorizar en software, hardware y servicios, pero dejan la capacitación para el final… o directamente la omiten. ¿Por qué sucede esto?

  • Falsa percepción de facilidad, asumiendo que las nuevas herramientas digitales son intuitivas y que el equipo aprenderá sobre la marcha.
  • Presión por resultados inmediatos, buscando un retorno de la inversión rápido y percibiendo la formación como un coste, no como una inversión.
  • Falta de estrategia, abordando la transformación digital desde lo técnico y no desde lo humano.

La formación como acelerador de la digitalización

La formación no debe verse como un complemento, sino como una palanca estratégica para el cambio. Un equipo formado:

  • Comprende los beneficios de los nuevos sistemas y se implica activamente.
  • Reduce la resistencia al cambio, al perder el miedo a lo desconocido.
  • Optimiza el uso de las herramientas, logrando más eficiencia desde el primer momento.
  • Aporta mejoras, al detectar formas más inteligentes de usar la tecnología a diario.

Además, la formación genera confianza, cohesión de equipo y una cultura empresarial abierta a la innovación.

¿Cómo enfocar la formación en un proceso de transformación digital?

  1. Diagnóstico previo: evalúa el nivel digital actual del equipo: conocimiento, miedos y necesidades.
  2. Formación adaptada al rol: personaliza la formación según el puesto, los objetivos y las herramientas específicas.
  3. Sesiones prácticas y reales: prioriza el aprendizaje basado en casos de uso cotidianos y evita la teoría abstracta.
  4. Acompañamiento continuado: el seguimiento, los tutoriales, las píldoras formativas o el soporte post-implantación marcan la diferencia.
  5. Escucha activa: anima al equipo a compartir dudas, sugerencias y dificultades y obtiene feedback para mejorar procesos.

Conclusión

La transformación digital no es solo una cuestión de herramientas, sino de mentalidad y cultura empresarial. En ese viaje, el equipo es el motor que lo impulsa… o el freno que lo detiene. Por tanto, el éxito de cualquier innovación empieza por las personas.

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